En las bodegas del poblado de Delicias en el municipio de Puerto Padre se está vendiendo el arroz donado al pueblo de Cuba por el “estado y el pueblo” de Vietnam. Se vende a cuatro pesos cubanos la libra y se hace sin el más mínimo pudor. Es tanto el descaro de este sistema que ni tan siquiera se toman la molestia de retirar las etiquetas que informan del carácter de donación del arroz.
Esto no es un caso aislado, es una práctica habitual de la dictadura que durante años ha utilizado con fines de lucro las donaciones de otros países e instituciones enviadas para aliviar al pueblo cubano sus penurias y miserias.
Este asunto del arroz vietnamita me hace recordar el caso de un alemán que organizaba Comités de Solidaridad con Cuba y que traía donaciones de todo tipo, hasta que un día visitó nuestro pueblo y encontró, en uno de los anaqueles de una tienda de recaudación de divisas, latas de carne donadas por ellos. Ante la mirada atónita de los curiosos el señor se quitó el pullover con la imagen del Che y lo ripió en señal de protesta e indignación.
¿Cuál sería la reacción de un vietnamita si tuviese que comprar en Cuba su propio arroz donado en una bodega de la Isla?
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