El Cristal Louis
Cuando llega un crucero con turistas la represión en Antillas es desproporcionada. Hace dos años llegó el “Cristal Louis” a la bahía de Nipe y desde entonces no presenciábamos una vigilancia tan intensa de la DTI, la inseguridad del estado, la policía, los chivatones y las unidades de respuesta rápida. El objetivo es evitar que la gente del pueblo tenga contacto con los turistas.
La mayoría de los antillanos está descontenta por la presencia y control en todas partes. Las patrullas de policías motorizados y los cuerpos represivos no cesaban de acosar a cualquiera que mostrara algún interés de conversar con un foráneo o viceversa. Los esbirros vienen obligados a trabajar el día entero y parece que se la desquitan con el primer inocente que se le atraviesa o plantea su inconformidad con el proceder de ellos. No es posible que a estas alturas de la vida a los antillanos se les impida intercambiar con ciudadanos de otros países que quieren conocer cómo viven los cubanos.
Sin dudas el gobierno tiene mucho miedo de lo que el pueblo le pueda decir a los turistas sobre este “paraíso socialista” donde los salarios son de hambre, no hay comida, ni medicinas, ni futuro, ni derechos. También el régimen teme a la reacción de la población cuando de primera mano se da cuenta cómo viven las personas en otros países. En fin, en Cuba, aunque no parezca ya el pueblo no es el mismo y la dictadura lo sabe y esta asustada.
El Hamburg
Con la reciente llegada del crucero Hamburg algunos activistas de derechos humanos tuvieron algún éxito en hacerle saber a los turistas como la relación con ellos implicaba algún tipo de represión. Como era de esperar, varias personas fueron citadas al otro día a la unidad de la policía por acciones “ilegales” y fueron interrogados sobre sus intercambios con los extranjeros.
Por Esber Ramírez Argota y Luis Machado Reinosa, Defensoría del Pueblo.
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