En los momentos en que la mayoría de los países del mundo y el Consejo de Seguridad de la ONU, incluyendo a China y a Rusia, denuncian la conducta provocadora del régimen de Corea del Norte por el lanzamiento de cohetes de largo alcance y por sus pruebas nucleares, la dictadura castrista insiste en su apoyo a un régimen cuya conducta agresiva arriesga al mundo a una guerra que puede tener consecuencias impredecibles. Hasta el gobierno mexicano acaba de expulsar al embajador norcoreano en México como respuesta por la política militarista y amenazante de Corea del Norte.
Las consecuencias del reiterado apoyo del castrismo a un régimen criminal, repudiado por el mundo, las paga como siempre el pueblo cubano.
La complicidad entre la dictadura castrista y la norcoreana llegó a nivel de escándalo mundial cuando Panamá interceptó en julio de 2013 al barco norcoreano Chong Chon Gang con un contrabando de armas que subrepticiamente el gobierno cubano trató de pasar por el Canal de Panamá, como si fuera un cargamento de azúcar con destino a Corea del Norte. Este envío, además de violar la soberanía panameña, constituyó una violación por parte de La Habana del embargo de armas que pesa sobre el país asiático.
Según un informe de expertos de la ONU: «Tanto el propio envío como la transacción entre Cuba y la República Popular de Corea fueron una violación de las sanciones» (impuestas hasta ese momento a Corea del Norte por la ONU). Ante la pobre excusa castrista de que las armas enviadas eran obsoletas el informe de la ONU concluyó que: “la mayor parte de las armas estaban en buen estado y documentos encontrados junto a ellas indicaban que los equipos funcionaban de acuerdo a las especificaciones o habían sido calibrados justo antes del empaquetado».
El armamento, que iba escondido bajo un cargamento de azúcar, incluía, seis vehículos asociados con sistemas de misiles tierra-aire y 25 contenedores cargados con las piezas de dos cazas Mig-21. También se encontraron 15 motores para ese tipo de aviones, componentes de sistemas de misiles, munición y otros equipos militares. Según el informe de la ONU, se trata de la mayor cantidad de armas prohibidas por las sanciones internacionales con destino a Corea del Norte o procedentes de ese país desde que se impuso el embargo. Además, los expertos señalan que hay pruebas de la participación de la embajada norcoreana en La Habana en la gestión del envío y señalan que Cuba se ha negado a desvelar la identidad de las entidades involucradas en la operación.
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