La ausencia de Raúl Castro en los últimos días es misteriosa. No ha aparecido ni para contestarle a Donald Trump el importante anuncio que hizo sobre el rechazo de la política de Barack Obama hacia la dictadura en la Isla. Trump ha dicho que ese gobierno tiene que hacer concesiones a favor del pueblo cubano si quiere conseguir beneficios de los Estados Unidos.
Los voceros castristas que han hecho referencia al tema han sido personajes de importancia relativa. Si Fidel Castro estuviera vivo la reacción habría sido inmediata porque un asunto de esta magnitud obliga a una respuesta rápida y precisa por parte del “máximo”, en este caso el hermano menor. En su lugar el papel de Raúl Castro ha sido no solo el del mudo sino el de un misterioso ausente. ¿Por qué?
Tenemos noticias confirmadas de que ha sido hospitalizado y en ese caso su desaparición de la escena pública se explica. ¿Pero, por qué no decirlo? También tenemos noticias de que Raúl Castro padece cáncer de próstata y que su retiro de la “presidencia” en 2018 se debe a esta enfermedad. No quisiéramos que Raúl Castro muriera sin ver el fin de su régimen, como sucedió con su hermano mayor.
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