Fui sancionado y privado de participar en dichas reuniones

De: Félix Alvarez Mederos

Carnet de identidad: 75031115716

Vecino de localidad Gavilanes*

Fomento, Sancti Spíritus

Dirigido a: Asamblea Nacional del Poder Popular

Por este medio me dirijo a usted sin la esperanza de que se solucione mi situación, pero con mucho interés que se conozca en las más alta instancia del país sobre la injusticia que se comete contra personas que como yo no cuentan con un financiamiento necesario para participar en los hechos de corrupción que a diario se materializan en nuestra sociedad, dañado por la prepotencia de un Estado que lejos de resolver problemas básicos de la población solo encuentra la manera de convertir actos y procesos jurídicos en un medio para obtener beneficios, motivados por ejemplos que son palpables y que muestran una realidad donde el ciudadano desposeído es engañado y maltratado ante la imposibilidad de financiar lo que en realidad debería ser un derecho.

Mi caso particular se vincula directamente a lo anterior escrito y radica en la expulsión de un trabajador (quien suscribe), el cual ejecutaba la labor de operador de maquinarias en la empresa de despulpadora de café perteneciente al poblado de El Pedrero; el 20 de agosto del pasado año, cuando en una reunión de funcionamiento mensual que se realiza para evaluar la labor desarrollada en el periodo, pregunté que si no se tendrían en cuenta las pésimas condiciones en que laboran los trabajadores, a los cuales no se le asigna módulos de vestuarios para enfrentar la cosecha, así como tampoco se les tiene en cuenta las horas extra.  En ese instante fui sancionado, privado de participar en dichas reuniones, siendo el preámbulo de lo que se convertiría en una pesadilla constante.

Fui llamado a contar en dos ocasiones por la Seguridad del Estado; según los oficiales Mario y Alberto querían conocer sobre mi posición respecto a la revolución, sin importarle si lo que yo reclamaba era objetivo o no. Allí fue donde comprendí que se trataba de un estado irremediablemente politizado, que lucha por mantenerse en el poder y que censura todo pensamiento que se anteponga o critique su gestión.  Luego fui advertido por la dirección municipal del café en ese territorio que me juzgarían de sufrir desviación ideológica.

En el mes de octubre mi rendimiento me llevó a contar con el mejor promedio de producción en la empresa; no obstante, se me informó que mi plaza desapareció por reordenamiento. Todo era falso, sabía que mi postura ante el abuso era quien me expulsaba; en el mes de enero quedé excedente sin más explicaciones que las caras de alegría de los miembros del partido comunista de Cuba (PCC) del centro antes mencionado, quienes mostraban su satisfacción de manera abierta y vengativa.

He realizado seis reclamaciones sin respuesta alguna, me encuentro sin trabajo, con la agravante de que tengo dos hijos menores de edad, los que dependen de mi económicamente, pero lo preocupante es que me han cerrado la puerta sin más esperanzas, cuestión que me indica que este régimen tiene que terminar su persecución ideológica si se quiere que cesen las injusticias contra los buenos trabajadores que cometen el “pecado” de pensar diferente.

Por: Elianis Pérez Delgado, Adrián Acosta Bernal y Yorsi Kelin Sánchez Perdigón, Defensores del Pueblo.